*Con este tipo de programas el gobierno de Rafael Alejandro Martínez, dice que llega a los rincones históricamente olvidados del Magdalena.

“El proyecto de recuperación social se inició en el gobierno anterior de Carlos Caicedo con la intención de empoderar a los comunales y ejecutar obras en beneficio de las poblaciones olvidadas”. Dice el gobernador tras supervisar el avance de las obras que para el mandatario están cambiando al Magdalena.

De acuerdo con el mandatario, el sur del Magdalena comienza a escribir una nueva historia de dignidad y progreso gracias al Programa de Obras Menores, insignia de los Gobiernos de Fuerza Ciudadana, que hoy impacta directamente a los municipios de Guamal y El Banco. “En estas zonas, donde durante décadas las promesas de los politiqueros nunca se cumplieron, las comunidades son ahora protagonistas de su propio desarrollo, ejerciendo poder popular a través de sus Juntas de Acción Comunal”. Afirma el mandatario.

En El Banco, las veredas y barrios olvidados ven al fin materializarse obras esenciales. En la vereda Matarratonal, se construye un aula escolar de 15 por 6 metros, un espacio que abrirá nuevas oportunidades de educación para los niños de la región. “No podíamos dar clase porque la casa se estaba cayendo, pero ahora vemos que la construcción avanza y los niños tendrán un lugar digno para seguir aprendiendo”, dijo Tania Patricia Bolaño, docente del sector.

Mientras tanto, en el barrio La Plegaria avanza la construcción de un pavimento rígido de 198,72 metros cuadrados, mejorando la movilidad y la calidad de vida de sus habitantes. Asimismo, en la vereda Las Flores se levanta una placa huella que facilitará el acceso a la comunidad, fortaleciendo la conexión entre sus habitantes.

Guamal, por su parte, también es escenario de esta transformación silenciosa pero profunda. En el corregimiento de Pedregoza se construye una placa huella de 45,72 metros cuadrados, mientras que en La Ceiba se adelanta una similar de 34,88 metros cuadrados. Además, en el barrio San Francisco de Asís, un salón comunal de 96 metros cuadrados comienza a tomar forma, uniendo a la comunidad en torno a la gestión de sus propios espacios.

“Más allá de la infraestructura, cada obra encarna un acto de justicia histórica. Por primera vez, el poder popular está en manos de las comunidades organizadas, quienes, mediante la autogestión, demuestran que sí es posible cambiar la realidad sin intermediarios ni falsas promesas”. Dijo por último el mandatario.