Por: Felipe ‘Pipe’ Zarruk
Hoy nuestra crónica se va de paseo para Barranquilla, mejor aún, para Bocas de Ceniza. Allí se encuentra nadando un tiburón rojiblanco de 76 años de edad, cuyo nombre es Avelino Julio Comesaña López, nacido en Montevideo un 10 de marzo de 1948; luego de su debut en Racing de Uruguay nadó por el Río de la Plata y llegó a Gimnasia y Esgrima. Allí mostró sus condiciones que lo trajeron a Colombia para vestir la camiseta de Millonarios, equipo con el cual fue campeón al lado de Willington Ortíz, Alejandro Brand y Jaime Morón. Los dirigía el médico Gabriel Ochoa Uribe.
El tiburón no se sentía cómodo a pesar de que lo trataron muy bien. Necesitaba aguas más cálidas, así que se fue por el afluente más importante de nuestro país, el río Magdalena. Llegó a Bocas de Ceniza, mostró sus fauces bajo el puente Laureano Gómez, más conocido como puente ‘Pumarejo’. Los directivos del Junior de Barranquilla lo vieron y lo contrataron. Debía nadar cada domingo en un acuario de tierra y grama, al lado de otros escualos como Víctor Ephanor, Víctor Campáz, el pez volador Juan Carlos Delménico y las barracudas Reyes, Miranda, Berdugo, Amaya y Rubio.

Llegó el capitán José Varacka y sacó la indisciplina del plantel, para conformar un equipo de obreros. Se acababa el fútbol lírico y el ‘jogo bonito’ de los brasileños. Aparecía el fútbol de fuerza, de temperamento y de goles, con una legión argentina comandada por una bruja: ¡‘La bruja’ Verón! Ese equipo tenía ‘maranguango’, el de Juan Ramón, el de Alfredo Arango. Pero en la mitad de la cancha tenía un tiburón que respiraba por las branquias del alma, que nunca dio un balón por perdido, gracias a su pundonor y su coraje, se defendía solito, sin necesidad de buscar ayuda en los grandulones del fondo. Comesaña se ganó el respeto de los compañeros, de los rivales y del fervoroso público barranquillero que colmaba el coliseo de la 72 cada domingo.
Una tarde de 1976, se jugaba la final del Torneo Apertura ante Millonarios, el termómetro marcaba 35 grados centígrados de temperatura. Julio Comesaña fue a buscar una pelota que le pertenecía. La tenía el talentoso Alejandro Brand. Es más, la cacería la inició junto a Gustavo Maldonado. Fueron con todo por el atún antioqueño quien se escurría de manera rápida por los corales de la tribuna occidental del viejo Romelio. Brand levantó sus arpones para protegerse de la embestida de los tiburones que se lo iban a comer vivo. Uno de los codos de Brand impactó la nariz de Julio quien ni cuenta se dio; se enteró gracias a que el ‘Turco’ Amado le dijo que tenía el ‘hocico’ torcido. Lo iban a sacar porque manaba sangre por boca y nariz. ‘Orejita’ Núñez le puso dos tapones de algodón en las fosas nasales, siguió jugando, mientras que su camiseta quedó con otra línea roja producto de la sangre caliente de Julio Comesaña.

Este hincha de Peñarol quien luego del retiro como futbolista dirigió al Medellín, Pereira y Cali entre otros. Sin embargo Julio pertenece a la entraña del onceno barranquillero que este año cumple 100 años de fundación. En Comesaña ¡reposa la grandeza del Junior de ‘Curramba’! Ganó todos los títulos y la ciudad le rindió un tributo con busto incluido en la Aleta Dorsal del Tiburón gracias al empresario Christian Daes. Está junto al de Micaela Lavalle y al de Fuad Char. Este tiburón rojiblanco tiene pelo e’ burra y vive feliz, rodeado del cariño caluroso del pueblo barranquillero. Julio te quiero mucho, ídolo de siempre. Gracias por todas las alegrías de coco y anís. Hasta la próxima.

*Felipe Pipe Zarruk, periodista, cronista, columnista y escritor, de origen samario-barranquillero, residente en Bucaramanga//